LA CRUZ EL MEJOR LUGAR PARA VIVIR
martes, 9 de febrero de 2010
José Luis Elizondo
diciembre 2009
diciembre 2009
LA CRUZ EL MEJOR LUGAR PARA VIVIR
Introducción:
La cruz es el instrumento de muerte, en que murió nuestro Señor Jesucristo, el crucificar a las personas que eran condenadas a muerte, se basa en la antigua costumbre de empalamiento, ya que la palabra griega stauros (cruz) significa palo o estaca vertical. Inventada posiblemente por los persas o fenicios, la usaron los griegos y cartagineses, pero sobre todo los romanos.
Además de la cruz simplex o palo vertical, se empleaban otras formas. La cruz commissa, que tenía la forma de una “T” mayúscula y la cruz immissa en la que el palo vertical sobresalía del horizontal, según la tradición esta última fue la cruz en la que murió Jesús. La referencia en los Evangelios al título sobre la cabeza de Jesús respalda esta idea (Mt. 27:37).
La cruz decussata en forma de equis no se ha podido comprobar su existencia. La cruz consistía en un palo vertical de unos 2 ½ metros de largo (que muchas veces se dejaba en el lugar de ejecución), el palo transversal patibulum y una saliente de madera llamada sedile, que servía de asiento para sostener el cuerpo del crucificado y prolongar así su martirio.
Para los escritores romanos la cruz era “El suplicio más cruel y horroroso de todos”. Se aplicaba generalmente a esclavos y a libres no romanos, por crímenes de robo, homicidio, traición o sedición. Después de haber sido condenado el reo sufría los azotes prescritos, lo que a veces producía la muerte.
Esta pena de los azotes prescritos estaba limitada a cuarenta azotes no más, para que “tu hermano no quede envilecido delante de tus ojos” Deut. 25:1-3. Este castigo no parecía muy deshonroso, pero llegaba a serlo cuando ponía al castigado en estado lamentable. Los judíos más que por sentimientos de piedad, para estar seguros de no sobrepasar los cuarenta azotes, ordenaron que se dieran 39 azotes.
Esta pena se administraba con un flagelo de tres correas de cuero y así de esta manera se daban 13 golpes para dar un total de 39 azotes (2ª de Corintios 11:24). A Nuestro Señor Jesucristo se le aplicó la flagelación romana, mucho más cruel que la judía y probablemente dentro del pretorio (Mr. 15:15-20).
Lugo de azotar a la persona, se le imponía el patibulum y se le llevaba por las calles principales de la ciudad, hacia un lugar fuera de la misma, iba custodiado por cuatro soldados y llevaba una tablilla blanca con su nombre y delito cometido.
En el lugar de la ejecución el reo era desnudado por los soldados y sus vestidos se tomaban como botín, luego de haberle clavado las manos en el patibulum, levantaban este con la víctima y le colocaban en su lugar, de manera que los pies quedaban a poca distancia de tierra, los pies como las manos podían ser atadas o como en el caso de Cristo fueron clavados (Lc. 24:39), por último se aseguraba el título dejando a la víctima en agonía.
Lo horrible de la muerte por crucifixión se debía en parte al intenso dolor causado por la flagelación, los clavos y la posición incómoda del cuerpo que dificultaba la respiración. Además la deshidratación por la pérdida de sangre y la calentura producían una sed intolerable. A esto hay que agregar la vergüenza de que sufría la víctima al verse semidesnudo ante los curiosos que pasaban insultándole. Los judíos acostumbraban ofrecer al crucificado, una bebida narcótica para aliviar el sufrimiento, bebida que Jesús rechazó (Mt. 27:34)
El crucificado moría lentamente, casi siempre el segundo día, pero a veces hasta el octavo día. El exceso de sangre en el corazón, debido a la obstrucción de la circulación, combinado con la fiebre traumática, el tétano y el agotamiento, mataban a la víctima. Para acelerar la muerte de un crucificado, se le quebraban las piernas con un martillo (costumbre llamada crurifragium), (Juan 19:32), antes de traspasarle con una lanza o espada o bien se le ahogaba con humo.
Cuando los escritores del Nuevo Testamento hablan de la cruz, no se refieren al sufrimiento que causaba sino a su significado. La cruz representa el mensaje de salvación por la muerte de Cristo. (1ª de Cor. 1:18).
A los Griegos les parecía locura que el Mesías hubiera muerto en la forma más ignominiosa (1ª de Cor. 1:23) “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado…” y para los Judíos esa afirmación era un tropiezo (Gálatas 5:11) y rechazaban hasta violentamente la idea de salvación por medio de una cruz. (Gálatas 6:12; Fil. 3:18)
Los cristianos sin embargo ven en la cruz su salvación (1ª de Cor. 2:2), “ Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo…” Cristo al llevar nuestros pecados en la cruz (1ª de Pedro 2:24) sufrió la maldición que a nosotros nos tocaba (Gálatas 3:13). Su muerte en la cruz efectuó nuestra reconciliación con Dios (Col. 1:20).
La cruz también simboliza la separación de la vida vieja. Por su unión con Cristo el creyente, participa en su muerte sobre la cruz (Romanos 6:6), “Sabiendo esto que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él…” Como resultado Jesucristo nos ha librado de tres cosas:
a) del dominio del pecado (Romanos 6:11-14)
b) del Yo egoísta (Gálatas 2:20; 5:24)
c) del mundo (Gálatas 6:14).
Conclusión: Es muy evidente que nuestra sociedad es una sociedad narcisista, en donde todo mundo compite por ser populares, basta dar una ojeada a las redes sociales tales como Hi5, MySpace, Facebook, Tuenti y Twitter en ellas podemos ver la práctica del culto a la personalidad y la auto-exaltación, como creyentes envueltos en este mundo cibernético debemos presentarnos en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad...palabra sana e irreprochable…para que en todo adornemos la doctrina de Dios nuestro Salvador (Tito 2:7-10)
La cruz es emblema de oprobio y humillación Cuando Nuestro Señor Jesucristo dice que debemos tomar la cruz cada día, nos está diciendo que tomemos nuestro patibulum (Mt. 10:38; Mr. 8:34; Lc. 9:23; Lc. 14:27) y que vayamos por las calles, aceptando el desprecio y renunciando a nuestros derechos, (Hebréos 13:12-15)
Oración.
La cruz es el instrumento de muerte, en que murió nuestro Señor Jesucristo, el crucificar a las personas que eran condenadas a muerte, se basa en la antigua costumbre de empalamiento, ya que la palabra griega stauros (cruz) significa palo o estaca vertical. Inventada posiblemente por los persas o fenicios, la usaron los griegos y cartagineses, pero sobre todo los romanos.
Además de la cruz simplex o palo vertical, se empleaban otras formas. La cruz commissa, que tenía la forma de una “T” mayúscula y la cruz immissa en la que el palo vertical sobresalía del horizontal, según la tradición esta última fue la cruz en la que murió Jesús. La referencia en los Evangelios al título sobre la cabeza de Jesús respalda esta idea (Mt. 27:37).
La cruz decussata en forma de equis no se ha podido comprobar su existencia. La cruz consistía en un palo vertical de unos 2 ½ metros de largo (que muchas veces se dejaba en el lugar de ejecución), el palo transversal patibulum y una saliente de madera llamada sedile, que servía de asiento para sostener el cuerpo del crucificado y prolongar así su martirio.
Para los escritores romanos la cruz era “El suplicio más cruel y horroroso de todos”. Se aplicaba generalmente a esclavos y a libres no romanos, por crímenes de robo, homicidio, traición o sedición. Después de haber sido condenado el reo sufría los azotes prescritos, lo que a veces producía la muerte.
Esta pena de los azotes prescritos estaba limitada a cuarenta azotes no más, para que “tu hermano no quede envilecido delante de tus ojos” Deut. 25:1-3. Este castigo no parecía muy deshonroso, pero llegaba a serlo cuando ponía al castigado en estado lamentable. Los judíos más que por sentimientos de piedad, para estar seguros de no sobrepasar los cuarenta azotes, ordenaron que se dieran 39 azotes.
Esta pena se administraba con un flagelo de tres correas de cuero y así de esta manera se daban 13 golpes para dar un total de 39 azotes (2ª de Corintios 11:24). A Nuestro Señor Jesucristo se le aplicó la flagelación romana, mucho más cruel que la judía y probablemente dentro del pretorio (Mr. 15:15-20).
Lugo de azotar a la persona, se le imponía el patibulum y se le llevaba por las calles principales de la ciudad, hacia un lugar fuera de la misma, iba custodiado por cuatro soldados y llevaba una tablilla blanca con su nombre y delito cometido.
En el lugar de la ejecución el reo era desnudado por los soldados y sus vestidos se tomaban como botín, luego de haberle clavado las manos en el patibulum, levantaban este con la víctima y le colocaban en su lugar, de manera que los pies quedaban a poca distancia de tierra, los pies como las manos podían ser atadas o como en el caso de Cristo fueron clavados (Lc. 24:39), por último se aseguraba el título dejando a la víctima en agonía.
Lo horrible de la muerte por crucifixión se debía en parte al intenso dolor causado por la flagelación, los clavos y la posición incómoda del cuerpo que dificultaba la respiración. Además la deshidratación por la pérdida de sangre y la calentura producían una sed intolerable. A esto hay que agregar la vergüenza de que sufría la víctima al verse semidesnudo ante los curiosos que pasaban insultándole. Los judíos acostumbraban ofrecer al crucificado, una bebida narcótica para aliviar el sufrimiento, bebida que Jesús rechazó (Mt. 27:34)
El crucificado moría lentamente, casi siempre el segundo día, pero a veces hasta el octavo día. El exceso de sangre en el corazón, debido a la obstrucción de la circulación, combinado con la fiebre traumática, el tétano y el agotamiento, mataban a la víctima. Para acelerar la muerte de un crucificado, se le quebraban las piernas con un martillo (costumbre llamada crurifragium), (Juan 19:32), antes de traspasarle con una lanza o espada o bien se le ahogaba con humo.
Cuando los escritores del Nuevo Testamento hablan de la cruz, no se refieren al sufrimiento que causaba sino a su significado. La cruz representa el mensaje de salvación por la muerte de Cristo. (1ª de Cor. 1:18).
A los Griegos les parecía locura que el Mesías hubiera muerto en la forma más ignominiosa (1ª de Cor. 1:23) “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado…” y para los Judíos esa afirmación era un tropiezo (Gálatas 5:11) y rechazaban hasta violentamente la idea de salvación por medio de una cruz. (Gálatas 6:12; Fil. 3:18)
Los cristianos sin embargo ven en la cruz su salvación (1ª de Cor. 2:2), “ Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo…” Cristo al llevar nuestros pecados en la cruz (1ª de Pedro 2:24) sufrió la maldición que a nosotros nos tocaba (Gálatas 3:13). Su muerte en la cruz efectuó nuestra reconciliación con Dios (Col. 1:20).
La cruz también simboliza la separación de la vida vieja. Por su unión con Cristo el creyente, participa en su muerte sobre la cruz (Romanos 6:6), “Sabiendo esto que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él…” Como resultado Jesucristo nos ha librado de tres cosas:
a) del dominio del pecado (Romanos 6:11-14)
b) del Yo egoísta (Gálatas 2:20; 5:24)
c) del mundo (Gálatas 6:14).
Conclusión: Es muy evidente que nuestra sociedad es una sociedad narcisista, en donde todo mundo compite por ser populares, basta dar una ojeada a las redes sociales tales como Hi5, MySpace, Facebook, Tuenti y Twitter en ellas podemos ver la práctica del culto a la personalidad y la auto-exaltación, como creyentes envueltos en este mundo cibernético debemos presentarnos en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad...palabra sana e irreprochable…para que en todo adornemos la doctrina de Dios nuestro Salvador (Tito 2:7-10)
La cruz es emblema de oprobio y humillación Cuando Nuestro Señor Jesucristo dice que debemos tomar la cruz cada día, nos está diciendo que tomemos nuestro patibulum (Mt. 10:38; Mr. 8:34; Lc. 9:23; Lc. 14:27) y que vayamos por las calles, aceptando el desprecio y renunciando a nuestros derechos, (Hebréos 13:12-15)
Oración.
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